En el último año, una nueva tendencia ha emergido en el mercado inmobiliario mexicano: la opción de «rentar con opción a compra», conocido también como leasing inmobiliario. Este modelo ofrece a los inquilinos la posibilidad de alquilar una propiedad con la oportunidad de adquirirla más adelante. Sin embargo, esta moda ha suscitado debates sobre su funcionalidad a largo plazo y si realmente beneficia a ambas partes involucradas.
Y si partimos de que según la “Encuesta Gen Z y Millennial 2023” de Deloitte reporta que 61% de la generación Z y 62% de la generación millennial consideran que comprar una casa será más difícil o imposible en los próximos años, el panorama es desalentador. Pero al mismo tiempo, existe la idea de que rentar un inmueble es considerado un gasto y no una inversión; es decir, que no habrá ningún tipo de retorno.
La moda de «rentar con opción a compra» en México presenta una serie de oportunidades y desafíos, tanto para inquilinos como para propietarios. Su éxito a largo plazo dependerá en gran medida de la prudencia en la redacción de contratos, la estabilidad del mercado inmobiliario y la capacidad de ambas partes para adaptarse a cambios en las circunstancias.
Para los propietarios, se trata de un instrumento jurídico que se puede pactar en diferentes condiciones. Es una opción atractiva si tienen bienes que no se venden y sólo generan gastos fiscales y que al rentarlo, no sólo se percibe un ingreso constante, sino que sube su plusvalía. La clave no es la utilidad sino el tener ocupados sus bienes del inventario. Entre los beneficios de este ejercicio se encuentran los ingresos constantes, reducción de riesgos de vacancia y el filtrado natural de la evaluación de compradores potenciales.
Para los arrendatarios, también es una oportunidad de convertir ese gasto en inversión para el enganche o, si está dentro de lo pactado, salirse sin ninguna deuda adicional a la renta estipulada. Lo importante es señalar en el contrato la opción de comprar o salirse en determinado tiempo; cabe señalar que por ley, en la CDMX no se puede arrendar una propiedad por menos de un año. Entre los principales beneficios está la flexibilidad financiera para no comprometerse con una hipoteca, acumulación de capital y fijación de precio desde el contrato.
También, hay riesgos y desafíos importantes a considerar, entre los que se encuentran:
1. Valor de Mercado: la fluctuación en los valores de mercado puede resultar en discrepancias entre el precio acordado inicialmente y el valor actual de la propiedad al momento de la compra.
2. Condiciones del Contrato: el libro con el que se celebra el acuerdo, debe precisar los términos y condiciones. La falta de claridad puede dar lugar a malentendidos y disputas legales. Desde la firma de contrato, debe estipularse el aumento de precio derivado de la inflación o el porcentaje que va a inversión y mantenimiento.
3. Cambios en las Circunstancias: factores externos como cambios económicos, laborales o personales pueden afectar la capacidad de los inquilinos para comprar la propiedad, creando incertidumbre.
Comprar una casa en México puede variar en dificultad dependiendo de muchos factores, incluyendo la ubicación, el mercado inmobiliario actual, las condiciones económicas y la situación personal del comprador. Existe una gran incertidumbre, especialmente para los más jóvenes, de las opciones de financiamiento por lo que será fundamental para los agentes inmobiliarios en explorar múltiples variables que puedan ser atractivas para el mercado joven.
Por: ROBERTO CASTRO, EXPERTO EN COMUNICACIÓN Y MARKETING, ESPECIALIZADO EN REAL ESTATE, ESTILO DE VIDA Y NEGOCIOS.
*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.
Es un texto de la edición 141 https://inmobiliare.com/inmobiliare-141/